Tejiendo Humanidades
Un puente entre
el arte y lo social
Enlace libro en francés: http://metissagedhumanites.blogspot.com.ar/
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Sandra Muri (Medellín, Colombia; Suiza, 1974). Una madre del país del café, un padre del país del chocolate. Un pie en un continente, otro cruzando el océano Atlántico. Esta danza aventurada es su marca de identidad. Creció en carpas y recorridos terrestres, tejiendo su tela entre Colombia y Suiza. No se parece a Obélix, pero al igual que él cayó en la marmita. La suya tiene sabor a arte social y a solidaridad. En las calles de Medellín siempre soñaba con adoptar a un hermanito infeliz. El sueño se realizó y rápidamente fueron más de cien hermanitas y hermanitos, entre colombianos y argentinos, con quienes jugó a construir un mundo mejor. Alguna vez la llamaron “doctora Muri” y “socióloga Sandra”, pero a ella no le gustan los diplomas que establecen diferencias, aunque continúa formándose, buscando conocer, profundizar y aprender cómo hacer otro mundo posible. Tampoco le gusta el conformismo; prefiere transformar esquemas convirtiendo los derechos en hechos, siempre con voz, con un paso de danza o una mueca teatral. Pájaro diurno, pájaro viajero, necesita volar en búsqueda de justicia con niños y mujeres al lado de cómplices comprometidos.
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Diego Vallarino (Comodoro Rivadavia, Argentina, 1973) inició su vida en la libertad absoluta que permiten los pueblos pequeños del fin del mundo. Después vivió en Florida, un barrio de Buenos Aires, y allí fueron apareciendo unos duendes de ciudad que lo llevaron a conocer los misterios de las casas abandonadas, los fabulosos trenes con las preguntas de Mafalda y las dudas de Felipe girando siempre entre ellos. En plena dictadura militar, Diego descubrió también gente marginada y abandonada a su suerte y sometida a la violencia. No pudo ser jugador de Boca Juniors ni chofer de micros, como había planeado de niño, pero se hizo caminante, curioso de países y culturas. Encontró sentido en esas armas cargadas de futuro que son el teatro social y la educación liberadora. Ahora, como adulto, cree en las acciones esperanzadoras y en los amores transformadores. Siempre está preparado para salir de viaje, para dar un abrazo, comenzar un libro o conocer a alguien, tratando de vivir el presente y de ser cada día un poco más humano.
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El libro es una sistematización de procesos vivenciales y socioeducativos llevados a cabo en Colombia, Argentina y Suiza desde un enfoque artístico. Su hilo conductor es un cuestionamiento con respecto al papel del arte en los procesos sociales y educativos. Incluye ilustraciones del artista chileno Gonzalo Reyes y entrevistas a dos profesionales del teatro social: el inglés John Martin y el argentino Renzo Fabiani.Los EditoresConsidero que este es un libro necesario para todos aquellos que vivimos lo político-educativo desde otras concepciones de poder y de formas de sentir y pensar. Porque a partir de propuestas y desafíos, Diego y Sandra hacen prácticas transformadoras, las reflexionan, vuelven a las prácticas, teorizan y caminan dialécticamente, lo que constituye un profundo proceso educativo. Es bueno ponernos contentos cuando las personas con quienes compartimos vida escriben, dan, comparten y esperan comentarios para seguir trashumando. Arte y ciencia, arte y educación, arte y pasión, arte y revolución, arte y educación popular, arte y vida. Lo estético y lo ético. Como síntesis profunda de los caminos que seguimos eligiendo.Roberto “Tato” Iglesias
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Tejiendo humanidades
—Fragmentos—
¿Será genuino buscar que lo social encuentre al arte para transformar a la sociedad y el mundo, para cambiar la exclusión en integración, la discriminación en dignidad reafirmada y así seguir forjando humanidad?
En forma de respuestas, nos proponemos aportar algunos ejemplos esperanzadores e invitar a la vida, a la participación y a la responsabilidad en esta creación colectiva única que es cada instante en el escenario de la Tierra. Aquí aportamos humildemente, desde lo social, herramientas provenientes de la Educación Popular y de la Lúdica; desde el arte comprometido, técnicas basadas en el teatro social como el Teatro del Oprimido, en la performance, en la danza, la expresión corporal. ¿Para quién? Gente interesada en general, estudiantes, trabajadores y trabajadoras sociales, artistas en todas sus disciplinas, educadores / educadoras de educación formal y no formal, educadores / educadoras populares, militantes. En definitiva, gente que piense que el Arte tiene mucho para fortalecer por un lado a lo Social, es decir la convivencia con inclusión, la cohesión social con valores compartidos, la búsqueda del bien común, y por el otro lado a lo Político, a la afirmación de los derechos de todos / todas y al compromiso responsable por la dignidad colectiva, no individualista. Ofrecemos nuestras reflexiones a quien piense que lo Social y lo Político pueden encontrar infinitos caminos creativos de Humanidad que ofrece el Arte. Para los y las que piensen que si uno / una se transforma, probablemente se transforme el grupo donde nos movemos y este grupo pueda transformar la sociedad y el mundo.
En las próximas páginas, les presentaremos a niños y niñas latinoamericanos con su fuerza creativa, a mujeres teatralizándose en medio de un conflicto armado, a excluidos / excluidas denunciando intolerancia en la escena, a jóvenes de barrios violentos posicionándose frente a injusticias con creaciones colectivas, como también a un proceso de una obra con gente de diferentes procedencias enfocando la integración, un video que previene los abusos contra las mujeres en el trabajo, una obra teatral feminista aguda y penetrante, performances donde masas toman las calles y teatro invisible en bares para construir una Europa multicultural. Algunos de estos proyectos fueron realizados desde la asociación Métis’Arte y los otros con distintas organizaciones. Finalizamos el recorrido con entrevistas a Renzo Fabiani (Argentina) y a John Martin (Inglaterra), ambos comprometidos en teatro social en diferentes escenarios y contextos como una cárcel y el feminicidio de niñas en la India.
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Al permitirnos pensar diferente, experimentar otras maneras de ser que las habituales, expresarnos con otros lenguajes, el arte nos propone un abanico de nuevas subjetividades. Cuando este arte se vuelca al compromiso, se hace arte involucrado, entonces se despierta la creatividad que todos y todas tenemos adentro, no una creatividad fútil, superficial, egocéntrica. Una creatividad humanizadora, que tiene efecto no sólo en mi cuerpo que se mueve más armónicamente, sino desde ya en mi sensibilidad y en mis pensamientos.
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“Ay, señora, créame, fue tan dulce, tan tierno…,
tendría que haberlo visto, besos, caricias…
Y es así que descubrí que el amor no se asemejaba
a lo que hacía con mi marido, él encima y yo debajo…¡Como debajo de un tanque!
Y regresé el día siguiente, luego el día siguiente y
finalmente todos los días… hasta que mi marido lo descubrió
y casi me mata.
Me llevaron al hospital, me escapé y mi marido me
perdonó encerrándome en la casa.
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La palabra utilizada dentro de la convención teatral nos permitió jugar a ser otros y otras en los ejercicios, las improvisaciones y las escenas, con el poder reparador que esto confiere. Podíamos representar y poner voz a personajes extremadamente tiernos o canallas, personajes de sueños que siempre quisimos interpretar, personajes absurdos, simbólicos, surrealistas o realistas, personajes animales, personajes de todas las edades y de cualquier sexo, personajes en cualquier lugar de la Tierra o de la galaxia. Dentro del teatro, el trabajo con personajes nos obliga a ponerles un pensamiento y una voz, un carácter, una manera de proceder. En estos momentos mágicos de transitar un personaje, este mismo debe hablar con otros personajes, debe comunicarse, ponerse de acuerdo, conectarse, lo que lógicamente “obliga” a estar con el otro, a construir con la otra. Esa coordinación de acciones, palabras y gestos dinamiza la palabra en la boca de la gente y en sus cuerpos.
Con la excusa de la ficción, del “no somos nosotros / nosotras”, podemos ensayar distintas formas de lenguaje que nos ayudarán a comunicarnos y expresarnos mejor en la vida cotidiana. Asimismo, el hecho de ponerle voz a un personaje encarnándolo nos deja quizás “descansar” de la realidad apabulladora y fatigante que implica ser todo el tiempo fulano de tal, domiciliado en tal lugar, con tal profesión (o no), con tal y tal problema.
Fuente:
Muri, Sandra; Vallarino, Diego. Tejiendo Humanidades - Un puente entre el arte y lo social. Editorial Homo Sapiens, Rosario, Argentina, 2013.
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